miércoles, 27 de enero de 2010

la picha un lío



al entrar, nuestros rostros muestran una colección de gestos de satisfacción. tanta comida, tanta bebida al tiempo que todos observamos como una estudiante rubia de aspecto aniñado e inequívocamente germana coge su bandeja con el menú en el mostrador del buffet y luego se sienta en una mesa. entonces advierte que ha olvidado los cubiertos y vuelve a levantarse para cogerlos. 

al regresar descubre con estupor que un chico negro, probablemente subsahariano por su aspecto, se ha sentado en su lugar y está comiendo de su bandeja. de entrada, la muchacha se siente desconcertada y agredida; pero enseguida corrige su pensamiento y supone que el africano no está acostumbrado al sentido de la propiedad privada y de la intimidad del europeo, o incluso que quizás no disponga de dinero suficiente para pagarse la comida. 

de modo que la chica decide sentarse frente al tipo y sonreírle amistosamente. a lo cual el africano contesta con otra blanca sonrisa. a continuación, la alemana comienza a comer de la bandeja intentando aparentar la mayor normalidad y compartiéndola con exquisita generosidad y cortesía con el chico negro. y así, él se toma la ensalada, ella apura la sopa caliente, ambos pinchan equitativamente del mismo plato de estofado hasta acabarlo y uno da cuenta del yogur y la otra de la pieza de fruta.

todo ello trufado de múltiples sonrisas educadas, tímidas por parte del muchacho, suavemente alentadoras y comprensivas por parte de ella. 

acabado el almuerzo, la alemana se levanta en busca de un café. y entonces descubre, en la mesa vecina detrás de ella, su propio abrigo colocado sobre el respaldo de una silla y una bandeja de comida intacta.