martes, 26 de febrero de 2013

yo inventé una fábrica de seda






recorro esa frase como quien recorre un jardín
para que tú estés, para que algo ocurra en medio 
o corra el viento del revés depositando
en mis brazos una sirena ahogada. llena de juicio.

y eso es lo que he sabido ahora que no estás, eso
es lo que he sabido y eso repito mucho para que
todos los seres pobres y torpes de este mundo y
miserables se extingan en un brillo y vuelvan a ser
tú.

no, no así, tú eras tu cuerpo,
tú amabas algo como a partir de él, de lo que de
ti habitaba en él, dándole como mundo para ser,
como agua para germinar, porque un jardín no
está si no lo miras, pero si por fuerza del amor
sensorial los geranios afrutaban melocotones de
puro terciopelo del tic tac de tu tacto o la rosa
en verano levitaba en la rama hasta madurar un
corazón, eso no era para ti imaginación alguna,
era tu amor, y las cosas florecían, cómo decirlo,
las cosas florecían sumergiéndose en sus propios
emocionados colores. entonces lo que veían 
no eran las cosas,
sino lo que tú amabas. aunque tampoco era que
tú imaginaras los objetos, no es que tu cerebro,
como el del poeta polaco, se metamorfosease
en formas geométricas al pensar y diera luz al
mundo, no como un pulpo que entra lentamente
por el ojo de un aguja.


pues contigo era así: algo podía ser torpe o
inane, pero en torno a las cosas que veías crecía
una hiedra buena y cuando alguien se acercaba
a enjuiciarlas, ya estaba en cambio allí aquella
hiedra y sus pájaros unidimensionales.

nos pintamos los labios y comenzamos
a besar tus libros tan sólo con el labio superior,
sellando así tu inocencia con algo parecido a un bigote.

la quitanieves del sistema solar

-eso dijiste. así fue tu principio, no brotaste
de la costilla de neón rosa de adán,
sino que naciste de mí como una extrema solidaridad.
¿qué son los pájaros cuando la temperatura baja de cero grados
sus voces sumergidas en el sueño?
en definitiva, una sutil
dictadura consistente en botones dispersos por la piel de
las cosas.

lo más hermoso fue lo que tú imaginaste.





sábado, 16 de febrero de 2013

discurso sobre el silencio






hábito de mis hábitos, 
el mundo 
se muestra 
como el gran escenario 
de la verdad. la naturaleza 
como gran maestra. 

–como una jirafa es capaz de limpiarse 
la oreja con su propia lengua,
la fuente del conocimiento 
no está en los textos sino en las cosas.

–un mundo que nos regala una vuelta al sol cada año.

soy un animal para quien 
su existencia es un problema 
que tiene que resolver.

–la felicidad es secreta.