martes, 27 de diciembre de 2011

un cuerpo interrogante




me instalo frente a ti, miro tus ojos
y vigilo el espacio donde tu voz me busca.

me estremece la sed con que te acercas al borde de mi sombra,
el hueco que descubres en la luz de mi espejo.

como un negador, 
estoy sediento 
de algún catastrófico sí.

ahora ponte sombra en los labios
y anochece los ojos.

¿dónde hallaste palabras tan claras?
tenía un millar de preguntas que hacerte
como, quizás, solamente se puede interrogar al mar inquieto.

callabas. y la boca entre las verdades clandestinas 
aclaraba tus hombros dorados, ese tiempo.

no decía palabras,
acercaba tan solo un cuerpo interrogante,
porque ignoraba que el deseo es una pregunta
cuya respuesta no existe.
nunca me detengo sobre el mismo minuto.

todo está dispuesto, 
el hilo umbilical del horizonte
y el mandarino plantado 
que subraya estos versos suspensivos.

el eco siempre tiene la última palabra.














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