oscuro lo demás,
aquí te espera,
frente a mi vida absorta
o despiadada,
un país al que vuelves
con los vientos de marzo
en el que tú te apoyas
para seguir llamándome.
voy a bordar de tibias lentejuelas
este instante que es mío,
a tapizar de fresas y esperanzas
su halo inmaculado.
nueve vidas. pero de pronto
en mí tu voz
como un golpe de rara luz que acrece.
música y milagro de lo mismo.
la noche confidente de tu perfil
y la sabia dulzura
de tus manos conspiradoras astrales.
ardo insomne, místico y solitario.
una solar ternura
besando el beso.
me sorprende
encontrar al final de un abrazo
mi propio grito erguido y mi propio deseo.
por eso me divido, me desdoblo
en placeres distintos:
y me emociona el recuerdo adherido
al tiempo conciliado, al tiempo único.
yo me sé pasajero de tu bucle.
tú te sabes huracán de mi calma y mi círculo.
te presentí venir desde la ausencia,
que no fue soledad ni lejanía.
mientras mañana,
o todos los momentos
que velan tras el muro de las horas
permanezcan ocultos,
voy a tomar alegre de la mano
el sol.
como el perro que dormita
confiado, ser fiel, considerando la vida
como una aventura creadora.
y vuelvo a tropezar
en las piedras de los mismos caminos.
y pienso en mi paz
que algunas veces
sueña con la idea de no serlo,
en huir de mí mismo
y contemplarme
aún más alto, más puro, más sereno...
un golpe de recuerdos te modela
como a la nube el soplo imprevisible.
la música
y la enamorada tela
que cruza por tus ojos. suprimible.
.