comer como se mira un labio mordido,
como se tiende un beso nunca besado.
una lengua –arcoíris que trepa
por tus repechos–.
al norte –donde mana el deseo–
dos montañas reposan las ganas.
al sur un rojo de palo santo
se tiñe bermellón y membrillo y caramelo.
el sur es norte
y la música inventa
el silencio.
grita como si fuera la última vida.
comerte como se muerden los deseos.
con los apetitos de los días.
y el abandono de ser libre.
y la libertad de ser uno.
unas palabras lentas que descienden
como arena caída en otra arena...
unos ojos testigos del fuego –y de la llama–.
¿dónde has nacido hoy?
hoy el sur es norte
y allí me acerco a descubrir
el secreto –que ahora es mío–
y le pertenezco.