lo que yo quería,
y no puedo,
es que todo lo que viniera de bueno desde mi adentro
yo pudiera darlo a aquello a lo que perteneciera.
y yo, yo no logro juntar las sílabas
que me atrapen.
me sé, es cierto, soy
y aún sabiéndome
no me nombro.
no sé ya cómo se es.
y una especie completamente nueva
de la soledad de no pertenecer
empezó a invadirme
como hiedras a un muro.
no queriendo verme en situaciones patéticas y,
por una especie de contención,
que evita el tono de tragedia,
raramente envuelvo entonces
con papel de regalo
mis sentimientos.
qué lejos me hallo de todo.
y no tener a quién decirle: tome, es suyo, ábralo.